ESPERANDOME
Isaías 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Todas las historias que se pueden llegar a leer, o escuchar sobre la palabra de Dios, cuentan la manera en como vive, siente y piensa nuestro Dios.
Ya sea por manifestaciones en medio de diferentes situaciones, por parábolas, por Salmos, etc...El nos muestra como toda decisión tiene una acción, y toda acción una consecuencia según la acción en si, y como esto afecta la tendencia de mi relación con El.
Leyendo este pasaje uno puede llegar a pensar que Dios podría ser encontrado solo en algunos momentos de mi vida, o en algún horario en especial, o cuando nos congregamos o nos reunimos con otros hermanos en la fe. Y hasta puedo llegar a pensar que puedo hallarlo solo cuando me porto bien.
Pero si podemos recordar la historia del hijo prodigo, tendremos una mas amplia apreciación de este versículo del libro de Isaías.
Dice el relato que el hijo un día le pidió a su padre todo lo que a él le correspondía como hijo, y luego de obtenerlo, se marchó del hogar y de la presencia de su padre.
Hasta acá ya tenemos dos cosas en común entre esta historia, y el versículo 6 de Isaías 55, este hijo buscó a su padre para manifestarle lo que quería, lo que necesitaba, y lo pudo hallar porque primeramente “vivían en la misma casa”, lo pudo llamar sabiendo que su padre respondería a su llamado porque estaban “cercanos”. Por eso lo llamó con seguridad porque sabía que en ese momento, su padre “Podía ser hallado”.
Pero hay un momento en el cual la acción del hijo de partir de su casa, no podía llegar a tener otra consecuencia que el alejamiento entre el y su padre, el fue a conquistar el mundo, se fue lejos, y su padre se quedó en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas, pero con los hijos que se habían quedado con el.
Para este hijo, el tiempo de buscar y hallar a su padre se había terminado.
Este hijo viajó lejos, y su padre estaba en el mismo lugar, este hijo comenzó a malgastar sus bienes, y el padre estaba en el mismo lugar, se divirtió libremente y sin límites, y su padre estaba en el mismo lugar, pero la gran diferencia entre los dos era que el hijo no se acordaba de su padre, pero el padre en todo momento lo recordó, y guardó en su corazón la esperanza de que al salir a la puerta algún día, este hijo regresaría.
Hay algo muy fuerte que este joven no tomó en cuenta al irse, que no solo se alejó de su padre, sino de su madre, su casa, sus hermanos, sus afectos, y “Su tierra”.
Las guerras se ganan a partir de ganar un territorio, y de ahí en adelante se genera una lucha por expandirse y ganar más y más tierra. Existen dos bandos, el que defiende y el que quiere conquistar, pero es notable la similitud de que el que ataca, ataca desde su tierra, desde su casa, para expandirse, y el que defiende, defiende desde su tierra, desde su casa, desde su raíz hacia delante, no puede comenzar una guerra lejos de mi tierra, lejos de mi raíz, lejos de mi casa, lejos de mi Dios.
Este hijo luego de haber perdido todo, recordó a su padre, pero no podría gritarle como hacia a veces, no podía pelear con el como hacia a veces, no podía pedir ayuda porque estaba lejos. No podía hallarle porque no “el” no estaba cercano, y el padre seguía en el mismo lugar.
Todo hacía parecer que no podía volver con su padre, no tenía nada, que había perdido todo, menos el orgullo, pero tomo una decisión, y fue la correcta, comenzó su regreso a su tierra, a su casa, y en ese viaje de regreso ya podía experimentar paz, la paz que te da el volver a tu raíz, a tu afectos, a tu tierra, y tu Dios.
Las cosas que se disfrazan de Dios, hacen que Dios no esté cerca, pero no porque él se mueve, sino porque yo me moví de su cercanía con mis decisiones, pero él, siempre a estado, está y estará, en el mismo lugar, esperándome...