
¡El transbordador espacial vuelve a entrar en la atmósfera terrestre a una velocidad 25 veces mayor a la velocidad del sonido! La fricción proveniente de la resistencia al viento eleva la temperatura externa del trasbordador a 1.649 °C. Para impedir que la nave se consuma, 34 mil placas protegen su punto vulnerable. Estas placas deben ser virtualmente indestructibles ante la fricción a alta velocidad. En este mundo de muerte y decadencia, nada es en verdad indestructible. Pero la Biblia nos habla acerca de una vida indestructible. Al comparar al Señor Jesús con las obras de la ley, se nos dice, «Cristo no ha sido constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible» (Hebreos 7:16). El Mesías es nuestro Gran Sumo Sacerdote, cuyos deberes sacerdotales exigían Su propia muerte en sacrificio por nuestros pecados. La pérdida de la salud, las relaciones o las finanzas pueden hacernos sentir como si nuestra vida hubiese sido destruida. Pero, para el creyente, nada podría estar más lejos de la verdad. Por medio de nuestra unión espiritual con Cristo, tenemos la promesa de que participaremos de Su propia vida indestructible (Juan 14:19). —HDF.
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