
Déjame contarte la historia
una y otra vez más,
la historia llena de gloria
la historia de la Navidad.
Es algo tan hermoso
que no tiene igual,
Dios todopoderoso
tomando humanidad.
En un pequeño pesebre
de una virgen nació,
Jesús, el Rey de reyes
precioso Salvador.
Oh, cuan admirable
y profundo amor,
decidió humillarse
y sufrir dolor.
Todo por salvar
una generación,
llena de maldad
rebeldía y temor.
El, el Hijo rico,
se volvió pobre,
para que el perdido,
fuera hecho hombre.
Hombre verdadero,
como Dios lo creó,
unido al Eterno,
en obediente amor.
Por eso es increíble,
la obra de Su amor,
el Dios Omnipotente,
con poder nos visitó.
Y de una manera,
única y especial,
en la cual El mismo,
nos podía rescatar.
Dejando Su gloria,
toda majestad,
nos manifestó a todos,
Su gracia y verdad.
Lo esperábamos,
con señales de poder,
que nos asombraran,
que pudiéramos ver.
Más El entró a este mundo,
como el más indefenso ser,
como un pequeño bebito,
que no tenía donde nacer.
Porque el tenía que ser,
igual en todo a sus hermanos,
a aquellos que con Su vida,
rescataría del pecado.
Así es que lo vimos,
caminando entre nosotros,
desde aquel pobre pesebre,
hasta aquel día tormentoso.
El Verbo eterno divino,
el Creador del universo,
Aquel que todo lo hizo,
Aquel que nos dió el aliento.
Aquel ser Santo y Supremo,
a lo suyo vino a salvar,
ese es el verdadero significado,
de que exista la Navidad.
Por eso hoy vuelvo a contarte,
una y otra vez más,
la historia gloriosa,
la historia de la Navidad.
Para que tu no seas,
otro sordo y ciego más,
que no puede entender,
de Su amor la realidad.
Jesús nació para librarte,
de tu pecado y rebeldía,
para morir en la cruenta cruz,
para eso nació aquel día.
Ahora amigo te pregunto,
¿es esta historia real para ti?,
¿ha nacido Jesucristo,
como Rey de tu existir?
Hasta que no recibas,
la dádiva de Su amor,
no podrás conocer la gloria,
por la cual El nació.
Arrepiéntete de tu pecado,
recíbelo como tu Salvador,
sea esta Navidad Su pesebre,
tu necesitado corazón.
Entonces contarás la historia,
llena de gloria, amor y verdad,
no como un recuerdo lejano,
sino como un hecho vivo y real.
Déjame contarte la historia,
una, otra y otra vez más,
la historia llena de gloria,
¡la historia de la Navidad!
HAGAMOS DE NUESTRO CORAZON UN LUGAR PARA QUE JESUS LO HABITE.
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