Título: Gratitud a Dios
Texto: Hebreos 12:28 (NVI) "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;"
Objetivos: - - -
Reconocer la importancia de la gratitud a Dios por todo lo que ha hecho en
nuestras vidas.
Entender cómo el servicio a Dios es un acto de gratitud.
Aplicar la gratitud a través de un servicio genuino y un compromiso con los nuevos
creyentes y la iglesia.
Introducción:
Al mirar atrás y reflexionar sobre todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, es natural que
brote de nuestro corazón una profunda gratitud. Cada testimonio de sanidad, cada alma que se
ha reconciliado con Él, cada milagro realizado, son razones más que suficientes para estar
agradecidos. Esta gratitud no solo se expresa en palabras, sino en acciones. En esta clase,
exploraremos cómo nuestra gratitud hacia Dios debe impulsarnos a servirle y cuidar de
aquellos a quienes Él ha traído a su reino.
Desarrollo:
1. Tengamos Gratitud
Hebreos 12:28 nos invita a recibir un reino inconmovible con un corazón agradecido. ¿Qué
significa recibir un reino inconmovible? Al aceptar a Cristo como nuestro Salvador, ingresamos
en su reino, un reino que está por encima de las circunstancias terrenales. Esto nos da paz,
gozo y seguridad, sabiendo que nada puede alterar su dominio.
A. El Reino Inconmovible
Nada puede alterar el control de Dios sobre el universo. A pesar de los cambios y desafíos que
vivimos, podemos confiar que Dios tiene el control de todo, desde las naciones hasta los
asuntos personales. Esto nos llena de gratitud, porque sabemos que en Él encontramos
seguridad y esperanza. En medio de una sociedad que a menudo olvida a Dios, nosotros
debemos recordar y reconocer Su fidelidad y gracia.
B. De gracia hemos recibido, de gracia debemos dar
La gratitud hacia Dios se demuestra a través de nuestro amor y generosidad hacia los demás. Si
hemos recibido tanto de parte de Dios, nuestra respuesta debe ser el servicio a los demás. Esto
se traduce en compartir el amor de Dios, así como otros lo hicieron por nosotros cuando
llegamos al camino del Señor: nos llamaban, nos visitaban, nos apoyaban en momentos
difíciles. Ahora es nuestro turno de hacer lo mismo por los nuevos creyentes.
2. Sirvamos a Dios
Hebreos 12:28 también nos llama a servir a Dios con gratitud. No podemos separar el servicio
del agradecimiento. El servicio es la respuesta natural a la gratitud por todo lo que Dios ha
hecho por nosotros.
A. El servicio como resultado de la gratitud
En Lucas 7:47, vemos a una mujer que, reconociendo el perdón de sus muchos pecados,
derrama un perfume costoso sobre los pies de Jesús. Su acción de servir fue una expresión de
su profundo amor y gratitud hacia Él. Si hemos experimentado el perdón y la gracia de Dios,
nuestra respuesta debe ser entregarnos a Él por completo.
B. El servicio como resultado del amor
El servicio a Dios es una manifestación de nuestro amor hacia Él. A medida que crecemos en
madurez espiritual, comenzamos a servirle con un corazón agradecido. Cada uno de nosotros
tiene un papel en la obra de Dios. La iglesia local necesita de cada miembro para trabajar en
unidad y extender el reino de Dios. Estamos llamados a servir en cualquier área donde se
necesite: en la célula, en la iglesia, en la evangelización.
C. Involúcrate
Habla con tu líder y ofrécete para ayudar. Si tienes un vehículo, úsalo para traer a los nuevos
creyentes o acercarlos a las reuniones. Si tienes un lugar, ponlo a disposición para abrir nuevas
células. Recuerda que el servicio en el Reino de Dios no es opcional, es un privilegio y una
respuesta a Su amor.
D. Si es necesario, pide ayuda
Así como los discípulos pidieron ayuda para manejar la abundante pesca (Lucas 5:6-9), también
nosotros debemos aprender a trabajar en equipo. No tenemos que hacerlo todo solos. El
cuerpo de Cristo está diseñado para colaborar y apoyarse mutuamente. Si necesitas ayuda, no
dudes en pedirla.
3. Agradándole con Temor y Reverencia
Hebreos 12:28 también nos llama a servir a Dios agradándole con temor y reverencia. Dios es
santo y merece que lo sirvamos con una actitud que refleja su santidad. No se trata solo de
hacer cosas por hacer, sino de hacerlas con un corazón puro y reverente.
A. Agradando a Dios
El servicio a Dios no es solo una cuestión de cumplir tareas, sino de hacerlo con un corazón que
desea agradarlo. En Lucas 15, vemos que cuando un pecador se arrepiente, hay fiesta en los
cielos. Dios se goza con cada vida que se vuelve a Él.
B. Cuidando el fruto
Así como los padres espirituales cuidan de los nuevos nacidos en la fe, nosotros debemos
asegurarnos de que aquellos que han recibido a Cristo crezcan en su fe. Este cuidado es parte
de agradar a Dios, protegiendo a los nuevos creyentes de las dificultades y tentaciones que
enfrentan al comenzar su caminar con Cristo.
C. Santidad en el servicio
Servir a Dios requiere santidad. No se trata de ser perfectos, sino de vivir apartados del pecado
y dedicados a Él. Cada acción de servicio debe estar impregnada de la reverencia que Dios
merece.
Preguntas para reflexionar:
1. ¿De qué manera puedo demostrar mi gratitud a Dios en mi vida diaria?
2. ¿Estoy sirviendo a Dios con un corazón agradecido y amoroso?
3. ¿Cómo puedo apoyar y cuidar a los nuevos creyentes en mi iglesia?
4. ¿Qué áreas de mi vida necesito entregar más completamente a Dios para agradarle con
temor y reverencia?
Desafío práctico:
Esta semana, haz un esfuerzo consciente por involucrarte más activamente en la obra de Dios.
Ya sea sirviendo en tu iglesia, apoyando a nuevos creyentes o trabajando en tu célula, hazlo
con un corazón agradecido. Además, ofrece tu ayuda de manera práctica y busca maneras de
invitar a más personas a conocer a Cristo. ¡Que tu servicio sea una expresión viva de tu
gratitud!
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