En la actualidad existen pocas personas que poseen un seguro de vida contra todo riesgo. Los peligros de la vida abundan diariamente: incendios, choques, enfermedades, sida, desempleo, hambre, robos, droga, asesinatos, muertes, están a la orden del día; y ¿Quién está exento de padecer estos problemas? Solo aquellos que se han preparado podrán afrontar de alguna manera esto. ¿Pero que será de aquellos que no se han preparado?
Por eso, de la misma manera que necesitamos una cobertura económica y social sobre estas realidades, también necesitamos una cobertura espiritual para hacer frente a estas situaciones y llegar a un final feliz.
¿Tiene usted una cobertura espiritual contra todo riesgo? ¿Se ha preparado espiritualmente para estos difíciles tiempos? ¿Podrá salir victorioso ante un acontecimiento que excede todo control humano? Creo que no. Por eso usted necesita la única cobertura espiritual a su alcance y libre de costo alguno, salvo su prudencia en tenerla y guardarla.
¿Sabe cuál es la cobertura que usted necesita? La cobertura es Jesucristo. El es el único que puede darle victoria y amparo en medio del desastre, del desamparo, de la adversidad, de la soledad. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida” (Ev. San Juan 14:6) y en la Biblia hallamos escrito que "de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan" (Hebreos 9:27-28).
Si usted desea tener el seguro de vida espiritual le animamos a pedírselo a Dios en oración, El, desde los cielos le escuchará y le atenderá.
Dios Padre, te doy gracias en este momento, por darme la oportunidad de poder recibir una cobertura espiritual para mi vida y mi familia, me reconozco pecador delante de ti, desconociendo tus leyes y tu voluntad, me arrepiento de todo pecado que te desagrade, ruego tu perdón y tu salvación, sana mi mente y mi corazón. Yo acepto el sacrificio de tu Hijo Jesús en la cruz del calvario, te pido que entres a mi vida Jesús, que guíes todos mis pasos, me guardes en todos mis caminos, y que anotes mi nombre en el libro de la vida del cordero de Dios, en tu nombre Jesús, te doy gracias, te alabo y te bendigo. Amen.
La Biblia nos enseña que si creemos en nuestro corazón y le confesamos con nuestra boca seremos salvos.
Si usted confesó con su boca esta oración, tenga la plena seguridad que usted tendrá cobertura espiritual porque Dios estará con usted y no lo desamparará jamás.
por Marcelo Quiroga.
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