Dedique 20 minutos para leer esta reflexión y considerar la práctica del ayuno espiritual como una necesidad para la vida cristiana actual. Orar a Dios y actuar en relación a ella.
Debemos diariamente leer esta reflexión y considerar la práctica del ayuno espiritual como una necesidad para la vida cristiana actual. Orar a Dios y actuar en relación a ella.
Reflexión, Oración y Acción
¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Stg.4:5.
La mayoría de los cristianos no entienden el celo de Dios cuando nos proponemos a ayunar para él.
Inmediatamente cuando proclamamos ayuno estamos separándonos del mundo carnal y material y acercándonos al Padre eterno y espiritual.
Nuestra familia no entiende y aún nosotros tampoco, el hecho de que el Espíritu Santo nos anhela en el día del ayuno para que mantengamos la comunión con el trino Dios.
Nuestros compañeros de trabajo, de estudio, familiares, amigos y aún hermanos en la fe, se asombrarán de nuestra decisión por no compartir con ellos en ese momento de ayuno las cosas de este mundo y del espiritual y les llamará la atención.
Es que Dios es celoso de aquellos que se entregan en humillación, devoción, santidad, comunión, negación, arrepentimiento, alabanza y oración a él para sus fines eternos.
La Biblia nos enseña en Romanos capítulo 8, cuando el Apóstol Pablo habla de la lucha que hay entre el Espíritu y la carne y sus ocupaciones y atenciones.
En el ayuno se alimenta al Espíritu en nosotros, y no al cuerpo físico ni a las emociones conflictivas.
Hacemos muchas cosas en el mismo que tienen que ver con lo espiritual y no con lo carnal.
Por eso, el Espíritu nos aparta de las cosas de este mundo. Dejaremos de hacer cosas naturales, de ver televisión, leer noticias del diario, conversaciones comunes, actividades sociales determinadas, desgaste físico, etc., para dar lugar a lo que realmente importa en ese tiempo, cuando estamos en el ayuno espiritual con Dios que es buscar lo profundo de él.
Nuestra mente y espíritu se activa para recibir de Dios todas sus directivas celestiales y se apaga para no dejar entrar las influencias mundanales en uno.
Entonces el celo de Dios se hace notorio en nosotros, dándonos a entender que si nos proponemos a estar con él, debemos apartarnos de un mundo pecador y enemigo de las cosas de Dios.
Hagámosle caso a Dios cuando él nos muestra su celo santo.
ORACION
Señor Dios mío, te bendigo y te agradezco por tu celo por mí. Ahora entiendo que quieres estar conmigo en comunión espiritual para amarme y bendecirme. Te amo también y decido obedecer a tu celo santo por mí. Gracias Señor. Amén.
ACCION
Aléjese de todo lo que tenga que ver con el mundo pecador.
Acérquese a todo lo que tenga que ver con su comunión y ministración diaria al Señor.
365 Reflexiones al Ayuno espiritual, MEQ.
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