Dios nunca se ha comunicado con nosotros a través de nuestras almas. En el Jardín del Edén, Dios habló con Adán y Eva y les enseñó cómo debían vivir (Génesis 2: 16-18, ver Génesis 3: 8-9).
Sin embargo, después de Génesis 3 la situación era muy diferente. Adán y Eva estaban ahora excluidos del Jardín del Edén y de la presencia de Dios (Génesis 3: 23-24). Además, como resultado del pecado de Adán y Eva, nuestra naturaleza entera ha sido cambiada; Ninguno de nosotros desea a Dios, sino que lo rechaza e ignora. En Romanos 1 Pablo explica cómo la humanidad responde a Dios:
La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda la impiedad y maldad de los hombres que suprimen la verdad por su maldad, ya que lo que se sabe acerca de Dios es claro para ellos, porque Dios se lo ha hecho claro. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios -su eterno poder y naturaleza divina- han sido claramente vistas, entendidas por lo que se ha hecho, para que los hombres no tengan excusa (Romanos 1: 18-20).
Pablo dice que desde la creación, las cualidades invisibles de Dios (su poder eterno y su naturaleza divina) han sido claramente vistas. Sin embargo, ¿qué hace la gente con este claro conocimiento de Dios? Ellos lo suprimen, tratan de negarlo, de ignorarlo. Por lo tanto, el conocimiento de Dios desde la creación es prácticamente de ningún valor para los no cristianos – se suprime.
¿Cómo puede alguien ser salvo y escuchar a Dios? Sólo escuchando la voz de Dios en la Escritura. La Escritura, que es la Palabra de Dios, se describe como:
Viva y activa, más aguda que cualquier espada de dos filos, penetrante a la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discerniendo los pensamientos e intenciones del corazón. Y ninguna criatura está oculta de su vista, pero todos están desnudos y expuestos a los ojos de Aquel a quien debemos dar cuenta (Hebreos 4: 12-13).
En otras palabras, mientras que el hombre pecador suprime el conocimiento de Dios a través de la creación, la Palabra de Dios expone al hombre pecador por lo que realmente es. Es la Palabra de Dios la que trae espiritualmente a los muertos a la vida (Juan 5: 24-25). Por eso Dios debe hablarnos a través de su Palabra. Si no lo hace, entonces no hay esperanza para ninguno de nosotros. Así que lea la Biblia, sabiendo que es así como Dios nos habla, y que Su Palabra es poderosa para exponernos y cambiarnos. ¡Alabado sea el Señor!
Fuente:
https://www.palabrasbiblicas.net/por-que-dios-se-comunica-con-nosotros-a-traves-de-la-biblia-y-no-a-traves-de-nuestras-almas/
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