(...)
Siendo Hijo, se despojó,
por amor al Padre
El Padre,
pagó el precio más alto.
El Espíritu, el más puro,
vino a limpiar nuestro contaminado corazón.
Eso es amor.
Antes de decir "amén",
que así sea.
Amamos porque somos amados.
La gracia nos está enseñando.
No hacerlo, es no sentirnos amados.
Pero tampoco nos midamos
con la misma regla que creamos.
Es demasiado corta,
demasiado ignorante.
Si dejamos que Jesús nos mida,
nos va a decir:
"Te amo. Ya fue pagado".
La regla se esfumó.
Eso sí, si nos equivocamos,
si somos maduros,
aceptaremos las consecuencias
de nuestros actos.
Pedir perdón a aquellos que hemos lastimado,
ya es amar.
Escrito por Cris Ariel.
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