Dedique 10 minutos para orar a Dios su oración diaria, consolar su alma, esperar en la ministración divina para el día, y concientizarse de la lucha espiritual contra el mal en todo tiempo.
Debemos diariamente orar a Dios nuestra oración diaria, consolar su alma, esperar en la ministración divina para el día, y concientizarse de la lucha espiritual contra el mal en todo tiempo.
Oración
Tengo que ponerme la armadura de Dios si quiero estar bien en esta vida.
Sin ella no podré enfrentar el mal en todas sus formas.
Es un regalo que mi Padre celestial me dió por Jesús su Hijo nuestro Salvador, para estar firme y bendecido íntegramente.
Aún el ejército del diablo tiene una armadura aunque corrompida, con la cual usa para hacer sus malvadas obras.
Sabiendo esto me pongo la armadura de fuego del Dios vivo a través de su presencia santa.
Leyendo su palabra sabré que parte de la armadura debo ponerme.
Con frutos del Espíritu y dones espirituales me ceñiré en el camino estrecho del Señor.
Con obediencia y gracia sublime tendré de coraza contra el pecado y el castigador.
Con paz y carácter piadoso estaré calzado siempre para prevalecer en el campo de batalla.
El temor de Jehová y el lenguaje de la fe usaré como escudo impenetrable del Señor.
El perdón celestial, la renovación de la mente y el sometimiento a Dios usaré como yelmo de protección.
Mi arma principal será la espada del trino Dios y sus ángeles, para defenderme del embate enemigo en medio de la cruzada santa.
Concientizándome cada vez más que la oración es como el escudo de luz resplandeciente que quebrantará la oscuridad hasta las puertas del infierno. ¡Aleluya!
Velando más que una hora, suplicando en el Espíritu en la intercesión, y perseverando en la milicia celestial, seré ascendido al grado superior si peleo valientemente al lado de mi Señor Jesús. ¡Amén! ¡Santidad a él!
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