UNA VIDA BENDECIDA

UNA VIDA BENDECIDA

"Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura". Filipenses 3:7

Cuando venimos al camino de Dios, ¡qué hermoso es ver que las pruebas y las dificultades se transforman en batallas ganadas, en conquistas y en victorias!.
Muchos han tenido victoria sobre la depresión; otros sobre las enfermedades o los vicios. Todos al venir al Señor tenemos que tener victoria sobre el pecado e ir avanzando en Su camino, al conocerle e ir creciendo, no sólo en la fe sino en relación con El.



Al usar esa iluminación que Dios nos da comenzamos a ver que el Señor nos va llevando paso a paso. A veces tenemos un traspié, a veces sentimos como si el mundo nos cayese encima por alguna mala noticia, una prueba, algo que nos golpea profundamente, o a veces cuando le fallamos al Señor, nos sentimos como si nunca nos vamos a liberar.
Pero le invito antes de avanzar, a que mire hacia atrás. Mire uno, dos o cinco años atrás.

¿Puede decir: Dios me ha hecho crecer, veo que he avanzado, veo que he aprendido, veo que estoy más cerca de Dios?
Si su respuesta es afirmativa, ¡dé un grito de alabanza al Señor!. No estamos estáticos. Estamos avanzando. Llegan etapas en nuestra vida cuando el Señor dice: Dale, que des un salto para adelante, que avances un buen trecho para que puedas disfrutar de lo que tengo para ti.
San Pablo fue viviendo estas etapas, si no las hubiera vivido, no hubiera escrito lo que escribió.

A la gente le gusta decir: Tengo tales títulos, estudié en La Universidad, me prepararé en El Instituto, aprendí esto, leí lo otro. Es propio del ser humano contar todo lo que sabe. Pero San Pablo dice que todo lo que tenía, no era que no valiera nada, pero comparado con Cristo, no servia de nada.

El trabajo, el encontrar pareja, el tener un hijo, el avanzar económicamente son bendiciones de Dios; mas piense en su vida bendecida y sin Cristo,... ¡ es como si todo estuviera incompleto!, queda un sabor insulso, una sensación a vacío.

¡Cuando llega Cristo todo toma su verdadero lugar y disfrutamos de plenitud y seguridad! Bendiciones.

Gentileza Graciela de Salta.